Algunos medios de comunicación se hacen eco de las estadísticas consolidadas de accidentes laborales en 2022.
Se han producido un total de 1.196.425 AATT, de los cuales 631.724 con baja. De los accidentes con baja 4.714 son graves y 826 mortales. Respecto al año anterior el número de accidentes con baja ha aumentado un 10,4%.
Las cifras son muy elevadas y dan para titulares sensacionalistas, pero quizás algo faltos de rigurosidad.
La población activa en este mismo periodo, ha aumentado en un 13,8% , según datos de la Encuesta de población activa (EPA), por tanto en proporción, los accidentes laborales han disminuido.
En cualquier caso, es imprescindible seguir realizando esfuerzos para reducir la siniestralidad. Una metodología que da muy buenos resultados, es la formación de buenos hábitos. Este sistema intenta reducir las conductas inseguras, componentes fundamentales de los accidentes, sustituyéndolas por conductas seguras. En Psicología se considera un “hábito” a un comportamiento o conducta que se repite de forma regular, qué es aprendido, y que requiere de un pequeño o ningún raciocinio.
Serian ejemplos de buenos hábitos en el trabajo:
- Parar para limpiar 10 min antes de acabar la jornada
- Detener totalmente el equipo antes de manipularlo
- Eliminar cualquier derrame cuando se produzca
- Planificar el trabajo antes de empezar
- Etc,..
No es tarea fácil, pero algunas sugerencias nos pueden ayudar a adquirir buenos hábitos…
- Centrarse en un solo objetivo: enfocar la atención en una sola acción permite concentrar el esfuerzo de manera significativa. Una vez conseguido y consolidado, ya se puede pasar al siguiente
- Pequeños objetivos. Si la meta es demasiado alta y cambia de forma muy drástica nuestro ritmo de trabajo o de vida, es bastante probable que acabemos por abandonarla (por ejemplo, pasar de no haber hecho ejercicio desde hace varios años a proponernos hacer una hora de deporte seis días en semana).
- Concreto: Evita marcar objetivos vagos. Por ejemplo, en lugar de decir «mañana trotaré», decir más bien: «mañana, a las 6 de la mañana me levantaré y trotaré diez minutos».
- Date recompensas. El refuerzo positivo es fundamental cuando queremos instaurar un nuevo hábito, ya que aumenta nuestra motivación y la probabilidad de mantener la conducta en el tiempo.
•Pon un recordatorio. Por ejemplo, marcar el momento de inicio de una acción cuando suene la alarma del móvil. - Visualiza el progreso. Establece revisiones periódicas para revisar tus avances en los nuevos hábitos. Puede ser de ayuda anotar cada noche en una libreta o en una nota en el móvil. Anota también, en el caso de que hayas fallado, cuales han sido los motivos, para intentar detectar y evitar que vuelva a pasar.
- Dificulta el mal hábito. Si quieres dejar de fumar, intenta no comprar tabaco.
- Constancia: La necesidad de practicar, practicar y practicar. Desde la siembra hasta la cosecha es un proceso largo y complicado, pero no tenemos que desesperar. A medida que la acción se va repitiendo, conseguimos realizarla de forma más automática, gastando menos recursos, por lo que cada vez nos costará menos llevar a cabo la conducta, convirtiéndose poco a poco en un hábito.